miércoles, 2 de septiembre de 2015

Alta fermentación... alta "Floreffe"...

Tras mi crítica de la cerveza Grevensteiner y un buen debate con compañeros de la profesión cervecil, os presento una contraposición a lo que critiqué en mi anterior publicación. En este caso, os muestro una cerveza que, para mí, es realmente interesante por su corporeidad y sabor. Se llama Floreffe, nombre de una abadía del siglo XII; es, por tanto, una receta propia de los monjes maestros cerveceros.


Es una cerveza rubia, que gana cierta opacidad, pero que, a pesar de su color, posee un sabor intenso afrutado y cerca de un toque dulce, para pasar a continuación a un amargor final que, sin duda, te deja con ganas de más. Sin embargo, tiene una pega que para mí es fundamental: la espuma perdura durante un buen rato; no obstante, termina por disiparse. De todos modos, si alguien quiere mayor fuerza y sabor amargo, puede tomar la variedad tostada de esta marca que, por supuesto, es más intensa, aunque, para mí, la rubia está mejor que la tostada.


Es una recomendación persona. La probé de barril, algo que por supuesto recomiendo, aunque la de botella también debe tener un buen sabor y no perderá propiedades.


1 comentario:

  1. Floreffe tiene unas cervezas dentro de lo que se espera de una cerveza belga, pero nunca me ha parecido especialmente destacable pero si muy agradable de beber.

    Un saludo.

    ResponderEliminar