En ocasiones, el consumidor busca nuevas experiencias, nuevos
sabores, nuevas tendencias con las que valorar mejor una cerveza. Aquí
les presento la Strandgaper, cerveza belga ale cuyo sabor me sorprendió
pero, desde mi punto de vista, no como algo que entusiasme o llegue,
incluso, a mostrar afinidad hacia este producto; en otras palabras,
cambio de sabor pero cierta carencia de su calidad.
Al
realizar la cata de esta cerveza se comprueba un color próximo al oro,
turbia y con cuerpo. Sin embargo, carece de espuma que, a los pocos
minutos de verter el líquido, se pierde rápidamente. Su sabor tiene un
toque bastante próximo al cereal. Resulta suave y llega a refrescar
bastante al principio; después, un toque ácido cítrico se percibe en el paladar. ¿Contiene cierto toque a naranja? Pues al parecer sí. No se hace pesada ni tiene una consistencia demasiado
contundente. Su primer trago supone un contraste con lo que
habitualmente está uno acostumbrado; según se continúa con la cata se
normaliza su sabor y deja de sorprender, tanto que llegas a considerar
bastante vulgar su categoría.
Este tipo de cerveza no se considera una obra maestra, tampoco es mala,y, a su vez, gusta para tomarse una pero no repetiría. Cambia el sistema de elaboración, pero, por otro lado, no llega a conquistar el paladar del consumidor. De todos modos, os animo a probarla y que podáis sacar opiniones al respecto.
De esta casa probe una Oyster Stout si no recuerdo mal... y me dejo algo indiferente.
ResponderEliminarUn saludo.